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Restaurants (rec.food.restaurants) Providing a location-independent forum for the discussion of restaurants and dining out in general, and for the collection of information about good dining spots in remote locations. |
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![]() Sábado, 29 de mayo, año 2010 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador – Iberoamérica (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo) JESUCRISTO: VINE AL MUNDO PARA SALVARLO Y NO PARA JUZGARLO: Si alguien oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo por su pecado: Porque yo no vine para juzgar al mundo sino para salvarlo. Por lo tanto, el que me desecha y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: La palabra que le hable en los evangelios le juzgara palabra por palabra en el día final. Y nuestro Rabino Yeshua jaMashíax le habla así a sus discípulos y al gentío de Israel, para que el mundo entero entienda que nuestro Padre celestial lo envía inicialmente al mundo para hablar palabra de vida y de justicia eterna y más no para juzgarlos y condenarlos, por los pecados que han cometido sus antepasados o ellos mismos, por ejemplo. Puesto que, sólo él es el Gran Rey Mesías prometido inicialmente a Abram y sus hombres, para que crean en su cuerpo santo de carne pura, huesos inquebrantables y sangre santísima, llena de amor y de salud eterna, para todo aquel que come de su pan y bebe de su vino de vida eterna, de su «ultimo holocausto» eterno. Además, éste «holocausto eterno» es el que nuestro Padre celestial erige personalmente, y de acuerdo a su voluntad perfecta, sobre los árboles cruzados de Adán y Eva, para darle de su carne bendita, sus huesos inquebrantables y su sangre expiatoria, llena de amor, salud y bendiciones sin fin, para todo aquel que cree en su Rabino Yeshua jaMashíax levantado para salvación eterna. Porque su pan es verdadera comida única del cielo para los ángeles y así también para el espíritu humano, y su vino es verdadera bebida para que su sangre santa sea la que corra por nuestras venas y corazones para la eternidad, libre de los males terribles de Satanás, delante de nuestro Padre celestial y de su Espíritu Santo. Pues ésta es la vida santa y sumamente gloriosa, por la cual nuestro Padre celestial crea con sus manos sagradas a cada hombre, mujer, niño y niña, comenzando con Adán y Eva, en su corte celestial y delante de todos sus huestes angelicales como testigos fieles a su gran obra sobrenatural para con el espíritu humano, de todos los tiempos. Por ello, nuestro Señor Jesucristo es nuestro único verdadero amor eterno, lleno de la paz y la gloria de nuestro Padre celestial, para entrar desde ya en el lugar del descanso bendito de cada día (especialmente de cada sábado divinamente escogido por el SEÑOR mismo desde la creación del cielo y la tierra). Además, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax no viene solamente como el Hijo de Dios sino también como el Altar y Templo del nombre santo de nuestro Padre celestial y, por tanto como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo entero con el Espíritu Santo de su sangre bendita y reparadora, del corazón y el alma viviente de todo hombre. Porque la vida y así también la salvación eterna de cada hombre, mujer, niño y niña de todas las familias, empezando por Israel, como siempre, está únicamente en la sangre del árbol de la vida, el Rabino Yeshua jaMashíax, para limpiarnos de los pecados del paraíso y así también de nuestros antepasados para entrar a la vida eterna, desde ahora. Es decir, que la sangre que corre en todo momento por todo nuestro cuerpo no se origina jamás en la tierra sino en el mundo celestial, como el paraíso o como La Nueva Jerusalén colosal, para vivir la vida eterna no de ángeles sino de nuestro Padre celestial y Fundador de nuestras almas vivientes, injertados a su Jesucristo por fe infinita. Por lo tanto, nosotros no somos de este mundo de abajo sino del mundo de arriba, por inicio y por amor al nombre sagrado de nuestro Padre celestial, para llevar en cada uno de todos nosotros su imagen, para vivir por siempre conforme a su semejanza celestial, en la tierra y en el cielo como en el nuevo reino angelical. Y nuestro Padre celestial envía a su Hijo amado como su Rabino Yeshua jaMashíax, lleno de poderes y autoridades sobrenaturales del Espíritu Santo de su nombre glorioso y de sus mandamientos infinitos, para que le creamos a Él y así también a sus palabras santas de vida y de salud eterna, para que entren en nuestras vidas para quedarse, para siempre. Porque sólo nuestro Rabino Yeshua jaMashíax es el Hijo de Dios y, además de todo, es su sumo sacerdote personal para interceder por cada hombre, mujer, niño y niña, en cualquier momento de fe y oración, para que sus peticiones sean siempre presentadas adecuadamente y con gran santidad en su corte celestial, para perdón y para bendición eterna de cada día. Entonces cuando nuestro Rabino Yeshua jaMashíax entra en el vientre virgen de la hija de David como el Espíritu Santo de Dios, entonces entró en la hija de Sion para quedarse en nuestros cuerpos humanos, pero no para vivir en la carne pecadora, huesos rotos y sangre enferma de cada hombre, mujer, niño y niña, sino en la de él mismo. Por esta razón, nuestro Padre celestial nos hace santos para él, en la tierra y así también en el cielo, pero siempre por medio de la carne bendita, huesos poderosos y sangre santísima, libre de Satanás y de sus males de siempre, para que le sirvamos por siempre a su nombre santo sobre su altar celestial, ¡su Jesucristo! Por eso, cada vez que aceptamos al Señor Jesucristo en nuestras vidas como el Rabino Yeshua jaMashíax de nuestro Padre celestial, entonces lo estamos aceptando como su sumo sacerdote personal de su nombre santísimo y sumamente glorioso para con cada uno de nosotros en toda la tierra, empezando por Israel y, además, aceptamos también categóricamente su nombre sumamente santo y para siempre. Porque la verdad es que no hay otra manera posible de aceptar el nombre santísimo de nuestro Padre celestial en los cielos con los ángeles ni en la tierra con cada hombre, mujer, niño y niña, sino es primero por medio de su Rabino Yeshua jaMashíax, como el Hijo de Dios, el Santo de Israel, ¡nuestro Señor y salvador Jesucristo! Por lo tanto, cada uno de nosotros es transformado milagrosamente por voluntad divina de nuestro Padre celestial cuando creemos en Él como nuestro Dios y Fundador de nuestras nuevas vidas eternas, llena de amor y paz sin medida, por medio de su Hijo amado, para llevar por siempre en todos nosotros su santidad celestial y sin igual de su nombre sumamente glorioso. Y sólo así poder escapar todos los males terribles del corazón y de los labios de Adán y Eva, los cuales nos atan constantemente a las mentiras de la serpiente antigua y a Satanás, en el paraíso y así también en todos los días de nuestras vidas por toda la tierra, es decir, que con Jesucristo escapamos a toda mentira mortal. Y nosotros escapamos, en todo momento, las mentiras de la serpiente antigua y de Satanás en el paraíso y por todos los lugares de la tierra, sólo cuando recibimos al Señor Jesucristo y sus palabras enviadas por Dios mismo al mundo, porque nuestro Señor Jesucristo es el único sumo sacerdote, el administrador celestial, del nombre santísimo y todopoderoso de nuestro Dios. Porque no es posible jamás que el hombre escape de Satanás, sino sólo por la carne santa, huesos inquebrantables y sangre gloriosa, llena de amor, poderes y sobrenaturales del Espíritu de nuestro Padre celestial, para darle vida saludable a todos nosotros en estos días y así también a nuestros antepasados, para que vivamos juntos al fin felices y para siempre. En otras palabras, nuestro Padre celestial nos está reformando con sus mismas manos santas de su Espíritu Santo, así como formaba paso a paso el cuerpo santo del Rabino Yeshua jaMashíax para que sea su Hijo amado y hermano eterno del hombre de toda la tierra desde el vientre de la hija de David, asegurándonos así salud y vida eterna sin igual. De otra manera, si morimos en la carne pecadora, huesos quebrados y sangre enferma, llena de desamor y de muertes terribles en la tierra y en el más allá, entonces, sin duda, moriremos en nuestros delitos y pecados para jamás vivir, sino sólo sufrir nuestros pecados entre las llamas ardientes del fuego eterno del infierno y del lago de fuego. Por ello, nadie que viva o que muera en la carne pecadora, huesos quebrados y sangre maldecida de Adán y Eva, podrá jamás ver la luz de la vida eterna, ni menos engañar a nuestro Padre celestial para entrar a vivir la felicidad infinita del nuevo reino angelical, como La Nueva Jerusalén santa y gloriosa del cielo, por ejemplo. Pero los que creen en sus corazones y así confiesan con sus labios el nombre santísimo de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax como el Hijo de Dios, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, ó como su sumo sacerdote y salvador de su alma viviente, entonces puede entrar a la vida eterna y sus bendiciones eternales, desde ya. Porque sólo nuestro Rabino Yeshua jaMashíax fue el sumo sacerdote de nuestro Padre celestial en el cautiverio egipcio, por el desierto y en la tierra prometida, para darnos al fin la sangre bendita que corre por todo su cuerpo santo, lleno del Espíritu Santo del amor y de los poderes sobrenaturales y regeneradores del nombre santísimo, para bien eterno del hombre. Entonces todo aquel que cree en su corazón y así confiesa con sus labios al Hijo de Dios como su Rabino Yeshua jaMashíax no solamente es hecho su hijo legitimo o Hija legitima, sino que su nombre sale del libro de Satanás para ser escrito nuevamente con tinta de sangre imborrable en el libro de la vida de nuestro Señor Jesucristo. Además, el que cree en su corazón para confesar con sus labios el nombre salvador de nuestro Señor Jesucristo, entonces está viviendo ya en la carne santa, huesos inquebrantables, sangre bendita y reparadora del Rabino Yeshua jaMashíax, para escapar la vida pecadora de Adán y Eva y así pasar a la vida angelical con su árbol de la vida eterna, ¡Jesucristo! En otras palabras, cuando crees en tu corazón y confiesas con tus labios al Señor Jesucristo como tu Gran Rey Mesías de tu vida y la de los tuyos también, entonces tu nombre se libera milagrosamente de las garras y cadenas de Satanás y de sus ángeles caídos que, por inicio, no te quieren soltar con sus problemas, enfermedades y muertes terribles. Entonces cuando tu nombre sale del libro de Satanás y de las tinieblas eternas, para ser escrito en el libro de la vida bendita de nuestro Padre celestial y de su monte alto del Sinaí o de la cima del monte santo de Jerusalén, entonces vivirás día a día las bendiciones del cielo para que seas saludable y feliz siempre. Por eso, cuando nuestro Señor Jesucristo entra al mundo, entonces les manifiesta a sus apóstoles y discípulos abiertamente quien es él para ellos, para que todo Israel y el mundo entero conozcan que él viene al mundo para bendición eterna, en el poder y autoridad sobrenatural del nombre sagrado de su Padre celestial, ¡el Todopoderoso de Israel y de las naciones! Aquí es cuando nuestro Rabino Yeshua jaMashíax les manifiesta a los hebreos y gentiles, diciéndoles de que él no viene al mundo para juzgarlo sino para salvarlo del poder de las tinieblas de Satanás y de sus pecados mortales, para que ya no sufran más, sino que vivan por siempre felices delante de nuestro Padre celestial que está en el cielo. Porque todo aquel que cree en él y confiesa su nombre salvador en su corazón y con sus labios delante de la presencia santísima de nuestro Padre celestial, entonces ya no es juzgado jamás por el pecado de Adán y Eva ni menos por las maldades terribles de Satanás, sino todo lo contrario. Verdaderamente, su alma eterna pasa de vida terrenal a la vida gloriosa e infinitamente santísima de La Nueva Jerusalén santa e inmortal del cielo, para ya no sufrir más la presencia de Satanás y sus mentiras en su vida cotidiana, sino que vivirá por siempre feliz para disfrutar grandemente la vida santa de nuestro árbol de la vida, ¡nuestro Señor Jesucristo! Y nosotros comemos y bebemos del fruto del árbol de la vida, porque salimos de nuestro Padre celestial para comer y para beber de su comida y de su bebida día a día y para siempre en la nueva eternidad venidera, y nuestra comida y bebida de cada día es nuestro Señor y salvador Jesucristo, de modo definitivo. Por esta razón, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax les decía a sus discípulos abiertamente y delante del gentío israelí, por ejemplo, todo aquel que me rechaza, rechaza también al que me envió para redimir a Israel y a la humanidad entera del poder de Satanás y de sus decepciones terribles del más allá, para que mueran y no vean el cielo jamás. Es decir, con estas palabras, de que nuestro Señor Jesucristo se manifiesta abiertamente como la única verdad, camino y vida para vivir en la tierra y así finalmente regresar al paraíso a los brazos de nuestro Padre y Hacedor celestial, el Todopoderoso, para jamás volvernos alejar de él, para siempre en toda la eternidad venidera del nuevo reino angelical. Por ello, también el que me desecha y no recibe mis palabras ya tiene quien le juzgue por su mal proceder delante de nuestro Padre celestial que está en el cielo, la palabra misma que le hable desde siempre por medio del evangelio eterno le juzgara en el día final, para que entonces se haga justicia y verdad para siempre. Porque yo no hablo por mi propia cuenta y, además, no busco mi propia gloria, les decía nuestro Rabino Yeshua jaMashíax a sus discípulos y gentíos israelíes, sino que hablo todo lo que oigo que el Padre dice en el cielo para que se oiga en toda la tierra, para gloria y honra de su nombre muy santo. Así pues, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax siempre les hablaba así a sus discípulos y gentíos de Israel, sanándolos y bendiciéndolos, para que entiendan que sólo él es la voz de nuestro Padre celestial, es decir, que nuestro Dios jamás le habla al hombre desde su lugar santo sobre el paraíso y la tierra, sino es sólo a través de su Hijo Jesucristo. Por eso, nuestro Señor Jesucristo les decía a los hebreos reiteradamente: todo aquel que me ve a mi, en verdad está viendo al que me envió a ustedes para hablarles del Espíritu Santo de sus mandamientos y de su nombre sobrenatural, el cual los libera grandemente de Egipto para servir y adorar infinitamente a su Dios y Fundador de sus nuevas vidas. Y es precisamente éste mismo nombre glorioso y todopoderoso, el cual los puede liberar cada día no sólo del poder del pecado sino también de Satanás y del ángel de la muerte, para que ya no sufran más los pecados de siempre, de problemas, dificultades y hasta de enfermedades escondidas y terribles del más allá, sino que vivan al fin felices para siempre. Porque la felicidad del corazón y el alma viviente del hombre así como de los ángeles, arcángeles, serafines, querubines y demás seres muy santos del cielo, sólo se encuentra en nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, porque sólo él es su Templo sagrado de su nombre santo en el cielo, en la tierra y en La Nueva Jerusalén poderosa del más allá. Pues, para esto descendí del cielo, para hacer todo lo que el Padre celestial desee hacer así en la tierra para con el espíritu humano del hombre, como en el cielo para con sus ángeles, y todo siempre para gloria y honra de su nombre santísimo en mí y en todo Israel y las naciones, les aseguraba nuestro Señor Jesucristo. Además, yo no hablo por mi mismo sino que digo palabra por palabra de todo lo que el Padre celestial me dice de todos ustedes por medio de su Espíritu, y esto es del Espíritu Santo de sus mandamientos y de su nombre sumamente glorioso en el cielo y en la tierra, para tornarlos a todos ustedes a la vida eterna. Por lo tanto, no hay manera posible para comer y para beber del maná del cielo, como Adán y Eva debieron hacerlo así inicialmente con el fruto del pan y vino de vida eterna de su árbol de la vida, su Rabino Yeshua jaMashíax, salvo sólo creyendo en sus corazones e invocando con sus labios su nombre salvador, ¡nuestro Señor Jesucristo! Y, por tanto yo sé que sus mandamientos son vida para gloria y honra de su nombre santísimo en el corazón de cada uno de sus ángeles en el cielo y así también para cada uno de sus hijos legítimos e hijas legítimas de las naciones, empezando por Israel, para que el mal muera y el bien viva infinitamente, les decía Jesucristo. Porque nuestro Padre celestial envía inicialmente el Espíritu Santo de sus mandamientos y de su nombre santísimo al mundo, para que descendiese sobre Israel con poder y autoridad, con el fin de subyugar a cada una de las tinieblas del más allá (génesis 1:2), para que todo lo que es tiniebla entonces se vuelva luz para abrir paso al nuevo reino angelical. Y esto seria en su día, sin duda alguna, en el corazón de cada uno de todos sus hijos e hijas, de los que habrían de renacer en el mundo por la invocación del Espíritu Santo de su nombre salvador, el de su Rabino Yeshua jaMashíax, nuestro Señor y salvador Jesucristo, en cualquier momento de fe y oración, para salud eterna. Porque no hay manera posible en que el corazón y el alma viviente del hombre, de la mujer, del niño y de la niña vuelvan a renacer en el mundo pecador, para entrar en el mundo de arriba de nuestro Padre celestial y de su Espíritu Santo, sino es primero por la invocación del nombre salvador y todopoderoso de su Hijo Jesucristo. Dado que, es sólo por fe, del Espíritu Santo del nombre glorioso de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, es que todo ser viviente puede renacer delante de nuestro Padre celestial, para dejar atrás la carne pecadora, los huesos quebrados y la sangre enferma del corazón y del alma viviente de cada pecador y de cada pecadora, y así regresar al cielo desde ahora. De hecho, esto no es algo que se puede hacer así no más en el infierno o en el paraíso, por ejemplo, por eso fue que nuestro Padre celestial envía a su Rabino Yeshua jaMashíax al mundo a que naciese de la hija de David, para que todo aquel que crea en él, entonces tenga vida y salud eterna, para siempre. Porque si el creer en el corazón e invocar con los labios el nombre santísimo de su Rabino Yeshua jaMashíax en el más allá, por ejemplo, pudiera salvar el corazón y el alma viviente del pecador y de la pecadora, entonces nuestro Padre celestial no hubiese enviado jamás a su Hijo Jesucristo al mundo para que nazca en Israel. Por lo contrario, nuestro Padre celestial simplemente hubiese esperado que el hombre muera para que entre en el más allá y entonces dejarlo creer en su corazón, para que confiese con sus labios su salvación eterna, el nombre salvador de su Rabino Yeshua jaMashíax, para que sus pecados sean lavados y vuelva a nacer para vida eterna del cielo. Pero esto no es así jamás, el hombre no puede volver a nacer en el más allá, sino es sólo en la tierra y mientras viva únicamente, para convertirse de pecador o pecadora a un hijo legitimo o una hija legitima de Dios, por lo tanto, sólo creyendo y confesando a Jesucristo, pasamos inmediatamente de propiedad Satánica a propiedad divina del cielo. Es decir, creyendo primeramente en nuestros corazones y confesando con nuestros labios el nombre de nuestro Señor Jesucristo, entonces nuestros corazones y almas vuelven a vivir automáticamente no en la carne pecadora, huesos quebrados y sangre maldita de Adán y Eva, sino la del Hijo de Dios, para entrar desde ya a la paz y gloria de la felicidad eterna del cielo. Porque así fue cuando Eva y Adán creyeron por vez primera en sus corazones, confesando con sus labios las mentiras de la serpiente antigua, para que dejasen de ser hijos de Dios en el Jardín del Edén, renaciendo así peligrosamente en la carne pecadora, huesos quebrados y sangre mentirosa de Satanás, para sufrir la muerte y jamás vivir la vida eterna. Por eso, es que nuestro Padre celestial nos da abiertamente a su Rabino Yeshua jaMashíax, para que cuando creamos en su nombre salvador en nuestros corazones, entonces en un momento de fe y de meditación, volvamos a la vida eterna del paraíso con la carne santa, huesos inquebrantables y sangre reparadora de su fruto de vida eterna, ¡nuestro Señor Jesucristo! Por lo tanto, es importante creer en el corazón y así confesar con nuestro labios al Rabino Yeshua jaMashíax de nuestro Padre celestial como su Jesucristo en la tierra así como es abiertamente con cada uno de sus ángeles y demás seres muy santos del reino angelical, para que ya no seamos para Satanás sino sólo para Dios perpetuamente. Por esta razón, nuestro Señor Jesucristo viene al mundo como el Rabino Yeshua jaMashíax prometido inicialmente a Abraham, Isaac, Jacobo y cada uno de sus hijos e hijas en Israel y en todos los lugares de la tierra, para que los que crean en él ya no vivan más en tinieblas sino en su luz, eternamente y para siempre. Y ésta es la luz que salva al mundo de Satanás y de sus malvados de siempre, de creer con el corazón y así confesar en oración y fe delante de nuestro Padre celestial, de que nuestro Señor Jesucristo es su Rabino Yeshua jaMashíax, para gloria y cumplimiento final del Espíritu Santo de sus mandamientos y de su nombre santísimo. Porque la verdad es que nuestro Padre celestial nos da abundantemente de su Espíritu Santo de los mandamientos sobre el monte Sinaí, para que todos nosotros, en nuestros días, entonces no solamente recibamos el cumplimiento sagrado de sus mandamientos por medio de su sumo sacerdote, Jesucristo, sino también el cumplimiento de su nombre sagrado en nuestros corazones, para bendición eterna. Es decir, que sólo nuestro Rabino Yeshua jaMashíax es el Hijo de Dios que cumple no solamente el Espíritu Santo de los mandamientos en cada uno de nuestros corazones para fin del pecado y del ángel de la muerte, sino que también él es en nuestras vidas el cumplimiento santísimo y perfecto del nombre glorioso y libertador de nuestro Padre celestial. Así es, sólo nuestro Rabino Yeshua jaMashíax puede cumplir como Hijo de Dios con el Espíritu Santo de los mandamientos en nuestros corazones en el paraíso y en todos los lugares de la tierra, para que también con él mismo se cumpla en cada uno de nuestros días de vida la gloria santa e infinitamente prestigiosa de su nombre santísimo y todopoderoso. Porque mientras el corazón del hombre, de la mujer, del niño y de la niña de todas las naciones de la tierra, empezando por Israel, no confiesen con sus labios creyendo en sus corazones de que Jesucristo es su unigénito, entonces no escaparemos jamás de ninguna de las tinieblas de Satanás ni de ninguno de sus ángeles caídos, para mal eterno. Por eso es que sin el Señor Jesucristo viviendo en nuestros corazones cada día, entonces estamos totalmente perdidos y sin rumbo fijo en este mundo y, además, Satanás puede engañarnos fácilmente con sus mentiras y decepciones terribles para no solamente hacernos daño, sino para acabar con nuestras vidas en la fosa común de la tierra y del infierno también, sin duda alguna. Entonces todos necesitamos de nuestro Señor Jesucristo y de sus buenas palabras viviendo cada día de nuestras vidas en nuestros corazones, para escapar por siempre no solo unos cuantos males sino todos (los males) habidos y por haber, para servir a nuestro Dios por medio de su nombre celestial, el cual vive en perfecta gloria en el cuerpo santísimo de su Jesucristo. En nuestros días, por falta de fe, en el nombre salvador de nuestro Señor Jesucristo, es entonces del porqué de los males que azotan a la humanidad entera de tiempo en tiempo con males tan terribles, de los cuales siempre arrasan con mucha vida humana, llevándolos a la perdición eterna del mundo de las almas perdidas del más allá, el infierno tormentoso. Y es por esta razón, más que ninguna otra, por la cual sufres males escondidos, de los cuales jamás te das cuenta de ellos hasta que es demasiado tarde para ti o para los tuyos, por ejemplo, y nuestro Padre celestial desea liberarte de todos estos males, en un momento de fe y oración, entregándote a su Jesucristo en tu corazón diariamente. Porque la batalla mayor de tu vida y la de nuestro Padre celestial es poner al Señor Jesucristo en tu corazón como tu único y suficiente sumo sacerdote de tu alma viviente, para que los males se vallan de tu vida para siempre junto con las enfermedades que te amenazan con la muerte eterna del ángel de la muerte y su infierno. Por esta razón, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax sufría y lloraba mucho como el Hijo del hombre delante de cada uno de sus hermanos y hermanas, en Israel y hasta de los de generaciones futuras, porque viven en tinieblas en vez de vivir en la luz del Padre celestial que los crea inicialmente para disfrutar constantemente su nuevo reino angelical. Y cuando nuestro Rabino Yeshua jaMashíax lloró y sufrió como el Hijo de Dios delante de todos sus discípulos y gentíos de Israel, entonces manifestaba sufrimiento y lagrimas reales porque nuestro Padre celestial y su Espíritu Santo sufren y lloran en el cielo junto con sus ángeles, al ver como sus hijos e hijas siguen viviendo en tinieblas, habiendo tanta luz salvadora. En verdad, en el cielo caen más lagrimas de los ojos de Dios, de su Hijo Jesucristo, de su Espíritu Santo y de sus millares y millares de seres muy santos que en toda la vida de la tierra, porque el corazón del hombre pecador y así también del corazón de la mujer pecadora no seden con fe a su luz salvadora. Pues ésta es la única salvación eterna posible para cada una de sus almas vivientes que todos regresen a su Dios y Fundador de sus nuevas vidas angelicales de su nuevo reino celestial como su Nueva Jerusalén santa y gloriosa del cielo, sino que, desdichadamente, y como siempre, sin saber lo que hacen, entonces optan por todo lo contrario ciegamente. Y esto es de que cada uno de ellos se deja engañar fácilmente a toda hora del día por las mentiras escondidas e increíbles de Satanás, para perderse terriblemente en el más allá, sin Dios y sin su fruto de vida eterna con sus bendiciones sin fin, su Rabino Yeshua jaMashíax, ¡el Santo de Israel y de las naciones! Por esta razón, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax nos está diciendo sus mismas palabras de siempre, y esto es de que todo aquel que le recibe a él entonces está recibiendo en su corazón a su Padre celestial, el Dios del Espíritu Santo de los mandamientos cumplidos e infinitamente honrados por la sangre celestial, vertida sobre lo alto del monte santo de Jerusalén. Porque para esto nuestro Dios los libera inicialmente del cautiverio egipcio desde el lugar santo del Sinaí, para que Moisés los llevase por el mar Rojo, por el desierto y hasta que entren a su monte santo de Jerusalén, en donde le servirían a su nombre santísimo, vestido de carne santa, huesos inquebrantables y sangre gloriosa de su Hijo amado. Además, nuestro Padre celestial saca a Israel de Egipto para que le sirvan a él, pero solamente por las palabras benditas de su nombre gloriosos e infinitamente todopoderoso, vestido de la carne sagrada, huesos inquebrantables y sangre bendita, llena de amor, de paz, de gloria y de salvación para Israel y para todas las familias de las naciones, de toda la tierra. Entonces el que no se acerca humilde y en oración al Rabino Yeshua jaMashíax para aceptarlo en su corazón como el Hijo de Dios, entonces rechaza categóricamente no solamente al Espíritu Santo de los mandamientos cumplidos e infinitamente glorificados por la sangre del holocausto eterno, sino que también rechaza para mal eterno el nombre glorioso y salvador del Todopoderoso, ¡nuestro Padre celestial! Y nuestro Padre celestial no envía a su Rabino Yeshua jaMashíax al mundo para que sea rechazado, ni menos rechacen el Espíritu Santo de sus mandamientos y de su nombre sobrenatural y digno de toda gloria y honra eterna de sus ángeles fieles, sino para que sea aceptado en el corazón del hombre, mujer, niño y niña de toda la tierra. Porque no hay mayor bendición posible para el corazón y el alma viviente del hombre de toda la tierra, sino sólo en recibir al Señor Jesucristo y sus palabras benditas, las cuales son palabras pronunciadas primeramente por la boca de nuestro Padre celestial en el cielo antes de descender a la tierra, para perdón y bendición eterna de todas las naciones. Por lo tanto, cada vez que nuestro Señor Jesucristo nos habla, entonces estamos recibiendo palabra única y verdadera de nuestro Padre celestial, para bendecir grandemente nuestras vidas en la tierra y así también en el reino angelical, para que nuestras almas eternas jamás dejen de comer ni de beber cada día, de su fruto de vida eterna. Y sólo así podremos verdaderamente encontrar la felicidad de nuestros corazones y de nuestras almas vivientes en esta vida, para empezar a vivir nuestra verdadera vida celestial desde ya, llena de amor y paz sin fin, delante de nuestro Padre celestial y de su árbol de vida eterna, su Rabino Yeshua jaMashíax, ¡el Santo de Israel y de la humanidad entera! Nuestro Rabino Yeshua jaMashíax entra a Israel, por el vientre virgen de la hija de David, con la ayuda idónea del Espíritu Santo de nuestro Padre celestial, para salvar al mundo y más no para condenarlo jamás. Verdaderamente, nuestro Señor Jesucristo jamás juzga a nadie, sino que siempre perdona y salva grandemente con el Espíritu Santo de sus mandamientos cumplidos y con el nombre salvador de nuestro Padre celestial a todo aquel que viene a él; así pues, Jesucristo no te juzga jamás por tu pecado, sino que te perdona y te salva infinitamente, para que vivas feliz y alegre siempre. ¡Amén! El amor (Espíritu Santo) de nuestro Padre celestial y de su Jesucristo es contigo. ¡Cultura y paz para todos, hoy y siempre! Dígale al Señor, nuestro Padre celestial, de todo corazón, en el nombre del Señor Jesucristo: Nuestras almas te aman, Señor. Nuestras almas te adoran, Padre nuestro. Nuestras almas te rinden gloria y honra a tu nombre y obra santa y sobrenatural, en la tierra y en el cielo, también, para siempre, Padre celestial, en el nombre de tu Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo. LAS MALDICIONES BIBLICAS, para los que obran maldad día y noche, (Deuteronomio 27: 15-26): “‘¡Maldito el hombre que haga un ídolo tallado o una imagen de fundición, obra de mano de tallador (lo cual es transgresión a la Ley perfecta de nuestro Padre celestial), y la tenga en un lugar secreto!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ “‘¡Maldito el que le reste importancia a su padre o a su madre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ “‘¡Maldito el que cambie de lugar los limites de propiedad de su prójimo!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ “‘¡Maldito el que desvié al ciego de su camino!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ “‘¡Maldito el que falsee el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ “‘¡Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, porque descubre la desnudes de su padre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ “‘¡Maldito el que tenga contacto sexual con cualquier animal!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ “‘¡Maldito el que se acueste con su hermana, hija de su padre o hija de su madre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ “‘¡Maldito el que se acueste con su suegra!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ “‘¡Maldito el que a escondidas y a traición hiera de muerte a su semejante, sin causa alguna!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ “‘¡Maldito el que acepte soborno para matar a un inocente, sin causa alguna!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ “‘¡Maldito el que no cumpla las palabras de esta ley, poniéndolas por obra en su diario vivir en la tierra!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’ LOS ÍDOLOS SON UNA OFENSA / AFRENTA A LA LEY PERFECTA DE DIOS Es por eso que los ídolos han sido desde siemp un tropiezo a la verdad y al poder de Dios en tu vida. Un tropiezo eterno, para que la omnipotencia de Dios no obre en tu vida, de acuerdo a la voluntad perfecta del Padre celestial y de su Espíritu Eterno. Pero todo esto tiene un fin en tu vida, en ésta misma hora crucial de tu vida. Has de pensar quizá que el fin de todos los males de los ídolos termine, cuando llegues al fin de tus días. Pero esto no es verdad. Los ídolos con sus espíritus inmundos te seguirán atormentando día y noche entre las llamas ardientes del fuego del infierno, por haber desobedecido a la Ley viviente de Dios. En verdad, el fin de todos estos males está aquí contigo, en el día de hoy. Y éste es el Señor Jesucristo. Cree en Él, en espíritu y en verdad. Usando siempre tu fe en Él, escaparas los males, enfermedades y los tormentos eternos de la presencia terrible de los ídolos y de sus huestes de espíritus infernales en tu vida y en la vida de cada uno de los tuyos también, para la eternidad del nuevo reino de Dios. Porque en el reino de Dios su Ley santa es de día en día honrada y exaltada en gran manera, por todas las huestes de sus ángeles santos. Y tú con los tuyos, mi estimado hermano, mi estimada hermana, has sido creado para honrar y exaltar cada letra, cada palabra, cada oración, cada tilde, cada categoría de bendición terrenal y celestial, cada honor, cada dignidad, cada señorío, cada majestad, cada poder, cada decoro, y cada vida humana y celestial con todas de sus muchas y ricas bendiciones de la tierra, del día de hoy y de la tierra santa del más allá, también, en el reino de Dios y de su Hijo amado, ¡el Señor Jesucristo!, ¡El Todopoderoso de Israel y de las naciones! SÓLO ÉSTA LEY (SIN ROMPERLA) ES LA LEY VIVIENTE DE DIOS Esta es la única ley santa de Dios y del Señor Jesucristo en tu corazón, para bendecirte, para darte vida y vida en abundancia, en la tierra y en el cielo para siempre. Y te ha venido diciendo así, desde los días de la antigüedad, desde los lugares muy altos y santos del reino de los cielos: PRIMER MANDAMIENTO: “No tendrás otros dioses delante de mí”. SEGUNO MANDAMIENTO: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen. Pero muestro misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos”. TERCER MANDAMIENTO: “No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios, porque Él no dará por inocente al que tome su nombre en vano”. CUARTO MANDAMIENTO: “Acuérdate del día del sábado para santificarlo.. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será sábado para Jehová tu Dios. No harás en ese día obra alguna, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días Jehová hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y reposó en el séptimo día. Por eso Jehová bendijo el día del sábado y lo santificó”. QUINTO MANDAMIENTO: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se prolonguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da”. SEXTO MANDAMIENTO: “No cometerás homicidio”. SEPTIMO MANDAMIENTO: “No cometerás adulterio”. OCTAVO MANDAMIENTO: “No robarás”. NOVENO MANDAMIENTO: “No darás falso testimonio en contra de tu prójimo”. DECIMO MANDAMIENTO: “No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo”. Entrégale tu atención al Espíritu de Dios y déshazte de todos estos males en tu hogar, en tu vida y en la vida de cada uno de los tuyos, también. Hazlo así y sin más demora alguna, por amor a la Ley santa de Dios, en la vida de cada uno de los tuyos. Porque ciertamente ellos desean ser libres de sus ídolos y de sus imágenes de talla, aunque tú no lo veas así, en ésta hora crucial para tu vida y la vida de los tuyos, también. Y tú tienes el poder, para ayudarlos a ser libres de todos estos males, de los cuales han llegado a ellos, desde los días de la antigüedad, para seguir destruyendo sus vidas, en el día de hoy. Y Dios no desea continuar viendo estos males en sus vidas, sino que sólo Él desea ver vida y vida en abundancia, en cada nación y en cada una de sus muchas familias, por toda la tierra. Esto es muy importante: Oremos junto, en el nombre del Señor Jesucristo. Vamos todos a orar juntos, por unos momentos. Y digamos juntos la siguiente oración de Jesucristo delante de la presencia santa del Padre celestial, nuestro Dios y salvador de todas nuestras almas: ORACIÓN DEL PERDÓN Padre nuestro que estás en los cielos: santificada sea la memoria de tu nombre que mora dentro de Jesucristo, tu hijo amado. Venga tu reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén. Porque sí perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Por lo tanto, el Señor Jesús dijo, "Yo soy el CAMINO, y la VERDAD, y la VIDA ETERNA; nadie PUEDE VENIR al PADRE SANTO, sino es POR MÍ”. Juan 14: NADIE MÁS TE PUEDE SALVAR. ¡CONFÍA EN JESÚS HOY! MAÑANA QUIZAS SEA DEMASIADO TARDE. YA MAÑANA ES DEMASIADO TARDE PARA MUCHOS, QUE NO LO SEA PARA TI Y LOS TUYOS, EN EL DÍA DE HOY. - Reconoce que eres PECADOR en necesidad, de ser SALVO de éste MUNDO y su MUERTE. Dispónte a dejar el pecado (arrepiéntete): Cree que Jesucristo murió por ti, fue sepultado y resucito al tercer día por el Poder Sagrado del Espíritu Santo y deja que entré en tu vida y sea tu ÚNICO SALVADOR Y SEÑOR EN TU VIDA. QUIZÁS TE PREGUNTES HOY: ¿QUE ORAR? O ¿CÓMO ORAR? O ¿QUÉ DECIRLE AL SEÑOR SANTO EN ORACIÓN? -HAS LO SIGUIENTE, y di: Dios mío, soy un pecador y necesito tu perdón. Creo que Jesucristo ha derramado su SANGRE PRECIOSA y ha muerto por mi pecado. Estoy dispuesto a dejar mi pecado. Invito a Cristo a venir a mi corazón y a mi vida, como mi SALVADOR. ¿Aceptaste a Jesús, como tu Salvador? ¿Sí _____? O ¿No _____? ¿Fecha? ¿Sí ____? O ¿No _____? Sí tu respuesta fue Sí, entonces esto es solo el principio de una nueva maravillosa vida en Cristo. Ahora: Lee la Biblia cada día para conocer mejor a Cristo. Habla con Dios, orando todos los días en el nombre de JESÚS. Bautízate en AGUA y en El ESPÍRITU SANTO DE DIOS, adora, reúnete y sirve con otros cristianos en un Templo donde Cristo es predicado y la Biblia es la suprema autoridad. Habla de Cristo a los demás. Recibe ayuda para crecer como un nuevo cristiano. Lee libros cristianos que los hermanos Pentecostés o pastores del evangelio de Jesús te recomienden leer y te ayuden a entender más de Jesús y de su palabra sagrada, la Biblia. Libros cristianos están disponibles en gran cantidad en diferentes temas, en tu librería cristiana inmediata a tu barrio, entonces visita a las librerías cristianas con frecuencia, para ver que clase de libros están a tu disposición, para que te ayuden a estudiar y entender las verdades de Dios. Te doy las gracias por leer mí libro que he escrito para ti, para que te goces en la verdad del Padre celestial y de su Hijo amado y así comiences a crecer en Él, desde el día de hoy y para siempre. El salmo 122, en la Santa Biblia, nos llama a pedir por la paz de Jerusalén día a día y sin cesar, en nuestras oraciones. Porque ésta es la tierra, desde donde Dios lanzo hacia todos los continentes de la tierra: todas nuestras bendiciones y salvación eterna de nuestras almas vivientes. Y nos dice Dios mismo, en su Espíritu Eterno: “Vivan tranquilos los que te aman. Haya paz dentro de tus murallas y tranquilidad en tus palacios, Jerusalén”. Por causa de mis hermanos y de mis amigos, diré yo: “Haya paz en ti, siempre Jerusalén”. Por causa de la casa de Jehová nuestro Dios, en el cielo y en la tierra: imploraré por tu bien, por siempre. El libro de los salmos 150, en la Santa Biblia, declara el Espíritu de Dios a toda la humanidad, diciéndole y asegurándole: - Qué todo lo que respira, alabe el nombre de Jehová de los Ejércitos, ¡el Todopoderoso! Y esto es, de toda letra, de toda palabra, de todo instrumento y de todo corazón, con su voz tiene que rendirle el homb gloria y loor al nombre santo de Dios, en la tierra y en las alturas, como antes y como siempre, para la eternidad. http://www.supercadenacristiana.com/...pe=wm%20%20/// http://www.unored.com/streams/radiovisioncristiana.asx http://radioalerta.com |
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